¿Qué es el Romanticismo?
Para empezar, vamos a ubicarnos históricamente. El Romanticismo fue un movimiento que en España se desarrolló en la primera mitad del siglo XIX. Abarcó todos los ámbitos de la sociedad y se podría decir que surgió como contrapunto individualista y, como no, romántico, a la Ilustración. En Europa se dio casi un siglo antes.
¿Qué es para todos nosotros un romántico? Pues un soñador, una persona que no quiere ataduras, que ama la libertad y que espera que, al final, siempre ganen los buenos y el chico y la chica se casen. Hace poco me he leído varias obras de Shakespeare y madre mía, qué tragedias. No hay ni una que acabe bien y encima tienes obras como Otelo o Julio César que es que son el colmo. Igual que Romeo y Julieta, aunque ésta por distintas razones. Por cierto, las obras de Shakespeare rara vez superan las cien páginas y al ser teatro se leen muy fácil y rápido. Además, decir que te has leído Hamlet o Romeo y Julieta te da un toque intelectual.
Por el contrario, en el Romanticismo tenemos, por ejemplo, una obra maestra del teatro como es don Juan Tenorio de José Zorrilla, la cual tiene un final, pues eso, romántico (a diferencia de “el Burlador de Sevilla” de Tirso de Molina). O las rimas y leyendas de Gustavo Adolfo Bécquer. Quien no ha hecho un chiste en España hablando de Bécquer y su pasión infinita por la amada. O la famosísima canción del pirata de José de Espronceda, que para mí es una oda a la libertad.
¿Cómo llegar?
Pues en ese momento histórico estamos. Y eso es lo que vamos a ver en este museo, situado en la calle San Mateo, 13. Los metros más cercanos son el de Tribunal (línea 1) a unos 3 minutos andando, y el de Alonso Martínez (líneas 4 y 5) a unos 7 minutos andando. El museo abre de martes a domingo. Los horarios de entrada gratuita son: sábados, de 14:00 a 20:30; y domingos, de 10:00 a 15:00.
¿Cómo está estructurada la visita?
En cuanto a la estructura del museo. Tiene 24 salas y la duración de la visita es de unos 3 minutos por sala, yendo rápido. Hay además una tienda donde se pueden comprar libros, abanicos, paraguas y cosas así. Un punto interesante: te regalan un libro (si lo quieres) sobre el Romanticismo. En cuanto a la cola que hay que hacer, yo llegué en lo que yo llamaría plena hora punta (domingo 19 de marzo a las 12:00, al día siguiente era festivo) y esperé 2 minutos de cola. La entrada se controla de modo que no haya un aforo que dificulte la visita, lo cual quiere decir que, más o menos, habrá unas 100 personas dentro del museo al mismo tiempo, como mucho. Me parece lógico, puesto que la visita a un museo debe disfrutarse.
Aspectos importantes:
Se permite hacer fotos, pero sin flash. Las taquillas (para dejar abrigos, bolsas o lo que sea) son gratuitas. Hay audioguías disponibles a partir de las 11:00 por un precio de dos euros cada una. Para subir al museo hay que subir unos 40 escalones (si llevas carrito de bebé tranquilo, has subido cosas mucho peores y por el museo podrás circular con el carrito sin problemas). Sobre acceso de personas con movilidad reducida, hay un ascensor no disponible para personas que puedan subir escaleras sin problema. La visita virtual de la web está bien, te permite hacerte una idea.
Añadiré, antes de empezar a hablar de la visita, que a 10 metros hay un restaurante vasco muy auténtico. Me tomé un café (la gracia fueron 2,50 euros) que me permitió ver que el sitio estaba muy bien (el marco quiero decir, de la calidad de la comida ni idea) y los precios no eran caros (el del café sí lo es). El sitio se llama “la Potxola”. Por cierto, viendo las críticas en tripadvisor, veo que en barra da igual lo que tomes, que es algo caro.
Y ahora mi opinión sobre el museo:
Bien, pasemos a hablar del museo. Como he dicho tiene 24 salas y, en mi opinión, se trata de un breve paseo por la sociedad española de la alta burguesía del siglo XIX. Eso quiere decir que hay pintura (que es de lo que más hay), mesas, sillas, tapices, pianos, bustos, vidrieras, jarrones, candelabros, vajillas, cómodas, camas y hasta un carricoche. Es decir, todo aquello que nos permite ver el lujo (no estridente) y el buen gusto de la sociedad de la época.
El museo está muy bien. Un profesor de historia o de literatura seguramente se sentirá encantado en él y se podría tirar horas admirando las 800 piezas que diría yo que puede haber. Menos de una hora para verlo me parece poco. Eso sí, este museo no sustituye al Prado. Es otro tipo de museo, un museo más dirigido a conocer la sociedad para un amante de la época, pero que nadie espere ver maravillas universales. A mí me apasiona la arquitectura gótica, pero a quien no le apasione, ve la catedral de Reims y se queda igual (y esta catedral es, tal vez, el mayor exponente mundial de la arquitectura gótica).
Para finalizar y por ubicar el museo dentro del centro de Madrid, he visto que andando desde aquí al Prado son 25 minutos. Es decir, está un pelín retirado, pero también se debe tener en cuenta que por esta zona está el mercado de San Ildefonso (3 minutos andando) y que de dicho mercado a Gran Vía son 6 minutos. Vaya, que si vas por la zona yo a este museo iría (mejor en día gratuito).